Publicado por: Ernesto Ibarra S. - jun 18, 2020
Aunado a la gravedad en materia de vidas y salud pública, la pandemia ha provocado grandes cambios en la sociedad, principalmente por las medidas para gestionar la crisis y prevenir contagios, así como para ofrecer servicios que permitan a la sociedad cubrir aspectos básicos, y continuar con actividades esenciales. Dentro el distanciamiento social y “quedarse en casa”, como detonadores de un escenario de digitalización acelerada, no necesariamente planeada, al trasladar muchas de las actividades cotidianas al entorno digital y de espacios habituales al hogar se abrieron muchas ventanas de riesgos y amenazas en el entorno digital.
El proceso de transformación acelerado en todos los sectores y actividades de individuos, empresas y gobiernos generó incremento en educación a distancia, trabajo remoto o teletrabajo, telesalud o telemedicina, gobierno digital, entretenimiento, comunicación, actividades económicas como el comercio electrónico, el uso de diversas plataformas digitales para un sin fin de propósitos, tales como compra-venta, entrega de artículos de toda índole, entre muchas otras. Pero, la delincuencia también se mudó al entorno digital.
Debemos entender que mientras más digitalización, aumente también los riesgos derivado de un mayor uso de tecnologías y por tanto de acelerada generación de datos e información de todo tipo. A pesar de ello, estoy convencido del poder transformador de las tecnologías bajo políticas bien orientadas, fomentando el uso de las tecnologías digitales y la importancia de apostar por la transformación digital, con un enfoque de uso responsable, de prevención y gestión de riesgos y amenazas.
La dinámica provocada por la pandemia, en todas las actividades de la sociedad, incrementó el margen de riesgo del entorno digital para individuos, empresas de todos tamaños y sectores, así como para el sector público.
La pandemia y los efectos del incremento del uso de tecnologías digitales para el trabajo, educación y actividades económicas, desde casa, representa una mayor oportunidad para los ciberdelincuentes, quienes aprovechan las debilidades en la ciberseguridad del hogar y la falta de cultura de ciberseguridad de las personas.
Al respecto, el Buró Federal de Investigaciones (FBI) en su Informe sobre Ciberdelitos (Internet Crime Report, 2019) señaló que el ataque de phishing que busca comprometer la seguridad de las empresas, como el “Business E mail Compromise (BEC)” es de los que mayor impacto económico representan, con un monto estimado de 1.700 millones de dólares. Desde marzo de 2020, el FBI ha estado alertando sobre los riesgos de ciberdelitos durante la pandemia por covid-19. En su primer comunicado (FBI, marzo 2020) señaló que los usuarios de Internet podrían ser víctimas de robo de su dinero, información personal o cualquier otro fraude, ya que los estafadores cibernéticos están aprovechando la pandemia de COVID-19.
Por otra parte, Izumi Nakamitsu, jefa de Desarme de la ONU, señaló que existe un aumento de ciberdelitos, entre los que se encuentran el phishing y correos con software malicioso (malware) que han crecido un 600% durante la pandemia por covid-19. Izumi calcula que ocurre 1 ciberdelito cada 39 segundos (Latinus, 2020).
En México, la Guardia Nacional, el área de ciberseguridad y atención de incidentes cibernéticos mencionó que de diciembre 2018 a junio 2020, los incidentes cibernéticos crecieron de manera considerable. En números acumulados refieren un total de: a) 574 vulnerabilidades notificadas de ciberseguridad en infraestructuras tecnológicas; b) 630 ataques de denegación de servicio (DDoS); c) 3495 sitios web fraudulentos (phishing) mitigados; y d) 75282 infecciones por código malicioso. Además, el mismo reporte, la GN señala que los sectores más afectados por el phishing son: a) Gubernamental con un 60%; b) Privado con un 37% y c) Financiero con un 3%. Y los incidentes de defacement por sector ocurrieron en el sector: a) Gubernamental en un 14%; b) Académico en un 18%; y al privado en un 68%. (Guardia Nacional ,2020). Las anteriores son cifras acumuladas que sirven de referencia, no son una estadística.
Las cifras anteriores nos permiten dimensionar el volumen de incidentes, debiendo considerar que del universo de incidentes solo un porcentaje pequeño se notifican o denuncian ante las autoridades.
Posibles afectaciones
Los ataques informáticos y/o ciberdelitos afectan pueden afectar lo siguiente:
Principales ciberdelitos
La pandemia acrecentó un fenómeno que ya era complejo, por ser global, multi jurisdiccional y de difícil persecución, y que exige a gobiernos, empresas y sociedad acciones importantes para disminuir su impacto y medidas eficaces para combatirlo.
Durante la pandemia los cibercriminales han visto escenario idóneo para obtener más recursos y nuevos objetivos de ataque, más personas y actividades conectadas a Internet.
Dentro de los principales ciberdelitos se encuentran (FBI, 2020):
También han incrementado aquellos que afectan la dignidad:
Sin olvidar la desinformación o Infodemia, y el uso de ciberdelincuentes por parte de la delincuencia organizada; (tráfico de armas, drogas y lavado de dinero, entre otros).
Utilizando las conductas anteriores y el contexto que hemos descrito en relación a la pandemia, nos hemos percatado que los delincuentes enfocan sus ataques para aprovechar el contexto propiciado por Covid-19, tales como:
Desinformación o bulos (infodemia), sobre curas del COVID-19, acciones gubernamentales, beneficios, consecuencias negativas de usar gel, cubrebocas, o sobre el posible daño que provoca la tecnología 5G a la salud, o la idea de que la vacuna incluía un chip de control social..
Los ciberdelitos son, desafortunadamente, parte del riesgo que trae consigo el incremento en la digitalización de las sociedades. No obstante, debemos apostar y seguir construyendo un mundo más digitalizado, al tiempo que fortalecemos la confianza y construimos un entorno digital más seguro para todas y todos.
Durante esta crisis sanitaria ha quedado demostrado el gran valor de las tecnologías digitales (TIC) y su resiliencia para poder sortear los impactos de la pandemia. Los países de Latinoamérica podrán tomar grandes lecciones de lo relevante que es fomentar políticas agresivas para desplegar infraestructura, invertir en digitalización y construir políticas públicas digitales que erradiquen las brechas digitales en favor de elevar la calidad de vida de las personas.
De acuerdo a INTERPOL , el cibercrimen seguirá en aumento, los delincuentes se están adaptando y aprenden más rápido nuevas técnicas, y buscan nuevas fuentes de ingresos. Por lo que se espera: a) un incremento de las estafas en línea, phishing, fraudes BEC, debido a la crisis económica y nueva dinámica empresarial; b) un aprovechamiento del mercado negro de bases de datos, y del cibercrimen como servicio dada la facilidad de acceso a herramientas, bajo costo, y altos beneficios económicos ante dificultad de castigo; c) concentración por parte de delincuentes en información personal de individuos mediante suplantación de identidad; d) incremento debido a más digitalización en todos los ámbitos.
Debemos preguntarnos ¿Cuál es el grado de madurez de nuestros países en materia de ciberseguridad? Al respecto, es importante resaltar la importancia de que los países le den más importancia a la ciberseguridad, en al menos los siguientes puntos: